Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2022

FUTURO FRANCOTIRADOR

  Estoy en la terraza, con mi escopeta. Espero que pase alguien para dispararle y matarle, pero no hay nadie en la calle. Estarán en sus casas. ¡Ahora! Viene un señor calvo con cara de tonto. ¡Sí! Un tonto. Va vestido de azul, como yo. Es calvo, pero tiene una barba en su cara. Lo odio. Miro por el ojo de mi escopeta. Cuando esté en medio dispararé. ¡Pum! Y lo mataré. ¡Ya está! ¡Pum! Y lo mato. No, no está muerto. Me mira. Me dice hola, y sigue andando. – ¡Hola señor! Si no tuviera yo sólo cinco años, y si mi papá me dejara la pistola de verdad, no me diría hola... y se moriría. Por ahí viene otro señor... ¡que gordo está! Voy a dispararle y matarle.

TEODORO Y EL SEÑOR FARLOPA

  Allí estaba Teo con un gran cucurucho de bolas gigantes: una de nata y otra de fresa. Ella tan sólo había insinuado que le apetecía mientras observaba el lejano puesto desde aquel banco del parque y Teodoro no dudó ni un segundo en ir a por uno. La caballerosidad nunca había sido su fuerte, y el romanticismo siempre le pareció grotesco, pero con su nuevo amor todo debía ser diferente. Estaba dispuesto a poner en duda algunos de sus más consolidados principios con tal de seguir adelante. Ella era muy joven, mucho más que Teo, y muy inocente, muchísimo más. Ella era pura y él, en la actualidad, se consideraba limpio, aunque no siempre había sido así. Volvía del puesto ambulante con una sonrisa bobalicona dibujada en su rostro. Le entregó el doble cucurucho a la joven como el que entrega en sacrificio su corazón aún palpitante a la persona amada, y se sentó junto a ella. Con el helado ya probado, aquella mujer de alegre expresión comentó: - Llevamos solamente tres semanas saliendo...